La Marca España se cuela en las presidenciales de EEUU:

Los más de 60 millones de estadounidenses que vieron el primer debate de las elecciones presidenciales americanas pudieron comprobar como la economía española era utilizada como arma arrojadiza y como ejemplo de lo que no hay que hacer.

Según el candidato republicano Mitt Romney, España gasta el 42% de sus impuestos en el gobierno, algo que EEUU también está haciendo, y esa no es la senda que desea seguir.

Siendo el dato, más o menos, cierto – si comparamos los ingresos tributarios y el gasto público de 2011-, y sin querer entrar en lo acertado del símil utilizado por el ex-gobernador de Massachusetts para criticar la política de gasto de la Administración Obama. Obviando estos aspectos, sí que me gustaría analizar el efecto que este tipo de declaraciones puede tener en la imagen exterior de un país. ¿Cuál es el alcance real de este tipo de declaraciones?

Si delimitamos la imagen exterior de un país y la describimos como «la imagen global proyectada por un Estado y cómo esta es percibida y finalmente valorada por los grupos de poder y la opinión pública en los países que conforman su esfera de influencia», cabe preguntarse por el lugar que ocupan las declaraciones del candidato republicano en todo este esquema.

Y en este sentido, y utilizando terminología de incendios, sin bien las declaraciones no tienen sitio en el citado esquema probablemente podamos enmarcarlas en el ámbito de los aceleradores (sustancia que cuando se inflama da lugar a una rápida propagación del fuego o las llamas).

A nadie se le escapa que, como mínimo, no ayudan a mejorar la imagen de España entre los seguidores del ex-gobernador de Massachusetts. ¿Pero cuál es su dimensión real?

La gestión de la imagen de un país, también denominada marca país o Nation branding, se construye a partir de una pro-actividad coordinada y de largo plazo de los diferentes actores socio-económicos, y esto implica situarse en otra división donde se entremezclan la diplomacia, la promoción de la internacionalización, la cooperación internacional, los éxitos deportivos, la fortaleza económica, etc,. Y con esto quiero decir que lo dicho por Mitt Romney pertenece a otra liga y quizás a otro deporte, y no afecta a nuestra marca país. No ayuda, cierto, pero tampoco nos perjudica.

En condiciones normales y en ausencia de recesión, Romney jamás hubiera citado, como modelo a no seguir, al mismo país que Obama mostró en las elecciones de 2008 como ejemplo de lo que EEUU tenía que hacer en el campo de las energías renovables.

Dicho lo cual, lo que sí se produce en este tipo de coyunturas económicas desde el punto de vista de la imagen es una retroalimentación negativa, donde el momento económico del país genera y propicia, per se, reacciones y mofas que apuntalan la percepción negativa, y que en todo caso no ayudan a mejorar la imagen exterior del país. En otras palabras, los enanos no dejan de crecer, y  sino que se lo pregunten a Repsol.

Por ello, la marca España ha de ser considerada en su conjunto, por ser un concepto global como decía anteriormente, y sobre todo ha de ser entendida como un todo de muchos elementos y actores.

Y precisamente por ser la marca España un “todo”, no podemos olvidar que lo realmente importante son todas esas empresas que siguen haciendo bien las cosas, y todos esos sectores que siguen siendo punteros y cuya reputación sigue intacta a nivel internacional (ingeniería, energías renovables, salud, infraestructuras).

Lo dicho por Mitt Romney hay que verlo más como un hecho de consumo interno dentro del propio contexto de las elecciones presidenciales estadounidenses, y no ha de ser visto como un factor incendiario de calado. Pero además, tiene infinitamente menos relevancia que el efecto -positivo o negativo- que pueda tener, por ejemplo, un hipotético segundo rescate de nuestra economía.

De hecho, así queda reflejado en un informe reciente del Real Instituto Elcano sobre la imagen de España en EEUU, Alemania, el Reino Unido y Brasil, antes y después del último rescate a la banca.

Tal y como se desprende del estudio, salvo en el caso de Alemania donde nuestra imagen se deterioró, la Marca España se recuperó tras el rescate, produciéndose la mejora más notable precisamente en los EEUU.

En fin, que el Nation branding no se ve afectado por salidas de tono o frases efectistas creo que ha quedado claro, puesto que son más bien una consecuencia de la propia situación económica que estamos atravesando, y porque ya se sabe que … a perro flaco todo son pulgas.

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